4. El régimen jacobino radicaliza la revolución.

3rdSep. × ’15

Los cordeleros, los jacobinos y “montañeses” apoyándose en la Comuna de París insurrecta, la Guardia Nacional y los sans culottes expulsaron a los girondinos de la Asamblea Constituyente, los acusaron de traición a la revolución, de aliados de la monarquía y contra la unidad de la república, los arrestaron y  juzgados por el Tribunal Revolucionario,  fueron sentenciados a muerte  y guillotinados. El gobierno revolucionario de los jacobinos se estableció el 2 de junio de 1793 hasta el 27 de julio de 1794. En este cortísimo tiempo se asestaron los golpes más demoledores a los enemigos de la revolución dentro y fuera del país, se destruyeron las bases del régimen feudal y se aplastó la contrarrevolución económica burguesa.

Dirigidos por políticos que no se asustaron frente a las inmensas tareas a realizar, que avanzaron por terrenos desconocidos, despejando las nieblas en el mismo avance, oradores ardientes, entusiastas, audaces de la revolución como Robespierre, Marat, Saint-Just, Dantón, Hebert, Chaumette, Couthon entre otros. Desde el 3 de junio de 1793 se democratizó la venta de las tierras confiscadas, se garantizaba el acceso de la tierra al campesinado pobre, se alivió significativamente la renta de la parcela, crédito de diez años para los pagos, se declaró obligatorio el reparto de las tierras comunales entre sus componentes, se abolió la indemnización a la nobleza por la confiscación de sus bienes, los documentos de los derechos feudales fueron confiscados y quemados en plaza pública, en mítines de masas de gran algarabía.

Para resolver el problema alimenticio, los jacobinos intervinieron las propiedades de la gran burguesía, se declaró delito común  el acaparamiento con fines especulativos. Se crearon “depósitos de abundancia” en cada distrito para que los ciudadanos aporten sus impuestos en especie, se decretó el control de precios, se realizó un censo de las reservas de trigo, los excedentes al autoconsumo debía ser confiscado, se prohibió la libre comercialización de la harina y el pan al margen del mercado público, se estableció precios únicos para los cereales y el forraje.

En lucha contra los girondinos, los jacobinos impulsaron una política financiera democrática imponiendo la limitación de la propiedad burguesa, y en abril de 1793 decretaron el billete emitido por el gobierno como único medio de pago prohibiendo las monedas cuya masa poseían la nobleza y la burguesía. Para hacer recaer los gastos sobre los ricos en marzo  de 1793 se acordó emitir un empréstito obligatorio como  impuesto progresivo y proporcional sobre el lujo y los bienes de los ricos y como confiscación de una parte de los ingresos de los ricos. En provincias la aplicación de estas políticas eran más radicales, crearon un “impuesto revolucionario” y “cajas benéficas revolucionarias” para los sans culottes más pobres. El gobierno jacobino pretendía implementar un amplio programa de bienestar social.

Pero los jacobinos tenían las limitaciones de no comprender donde radicaban las fuerzas motrices de la revolución, consideraban, desde un punto de vista pequeñoburgués de que el rumbo de la revolución dependía de la fuerza de su voluntad política. No reconocían en la clase obrera, su conciencia y su organización la fuerza más dinámica y consecuente, de tal manera que siguió en vigencia la ley de prohibición de las organizaciones obreras. Los jacobinos en su dinámica voluntarista se aislaron de la clase obrera. En el campo, la democratización en la adquisición de tierras favoreció a la burguesía que tenía, dinero, crédito y que no tenía limitación en la cantidad de tierras por adquirir. Si los jacobinos hubieran reconocido en el ampliamente mayoritario campesino pobre y sin tierra,  la principal fuerza motriz de la revolución,  hubieran orientado la cuestión agraria hacia el reparto de la tierra al campesinado pobre y evitado el enfrentamiento con las comunidades campesinas. Ello hubiera despertado el entusiasmo y el ímpetu revolucionario del campesinado aldeano y arrasado a las fuerzas monárquicas y gran  burguesas del camino histórico.  El jacobinismo también se aisló del campesinado pobre.

  Los jacobinos, como fuerza política a nivel nacional no tenían cohesión ideológica política, no contaban con un comité político único de dirección nacional, no tenía una línea política unificada ni un programa político único. Bajo la presión de la dinámica de la lucha de clases y la lucha política se dividieron en fracciones que actuaban a través de determinados organismos de poder sin consulta ni coordinación previa. El debate era escaso y el cruce de información nulo. El voluntarismo político se hiso dominante y el sectarismo brotó inevitable. Los enfrentamientos de jacobinos contra los cordeleros. De cordeleros contra cordeleros, de jacobinos  contra jacobinos, inicio la caída del régimen revolucionario. Al verlos aislados, divididos y debilitados, los girondinos, la gran burguesía aprovecharon la ocasión,  se aliaron a la monarquía, ganaron a sectores del “llano” y de la “montaña” y realizaron un golpe de estado el 27 de julio de 1794, derrotaron la insurrección de la Comuna de París, guillotinaron a sus dirigentes, desatando el terror blanco y el asesinato masivo de revolucionarios.

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